Hay fundamentos sólidos para considerar a Platón como el verdadero fundador de la filosofía como nueva «disciplina institucionalizada», como disciplina académica (que no puede confundirse con lo que hoy llamamos filosofía universitaria, de profesores para profesores). Podría decirse entonces que antes de Platón no hubo propiamente filosofía, sino prehistoria de la filosofía, filosofía presocrática, como designó Panecio ‘el Estoico’ a todos los pensadores que antecedieron a Sócrates.
El orden de la Naturaleza en Platón
Para Platón el orden de la Naturaleza no puede ser el resultado azaroso del desorden. El orden sólo puede provenir de una inteligencia ordenadora a la que Platón denomina demiurgo, El demiurgo actúa y crea a partir de la materia etérea y caótica dotada de movimiento.
Como principio para el conocimiento, Platón establece el mundo de las ideas o mundo inteligible (opuesto al mundo sensible, que se percibe por los cinco sentidos del hombre)
Para Platón, todo ser inteligente crea, construye o fabrica algo y que hace de acuerdo con un modelo; este ser sería el demiurgo o (‘medio-dios’) cuya función no sería otra que plasmar las ideas o esencias del mundo inteligible en la materia o mundo sensible y hacerlo del modo más perfecto posible.
La construcción del universo es narrada en forma de mito por Platón en el Timeo; sobre el demiurgo, es difícil concreta si se trata de un semidios-dios mítico o más bien de una metáfora del papel que habría de cumplir en el mundo el pensador u hombre que ha alcanzado el conocimiento para darlo a conocer a el resto de la ‘polis’. (Podéis relacionarlo con el proceso de conocimiento expresado en El mito de la caverna)
La teoría de las ideas
Es una doctrina platónica que consiste en la afirmación de que existen entidades inmateriales, absolutas y universales, que son independientes del mundo físico, por ejemplo la idea de Justicia, la idea del Amor, del Bien o la idea de la Belleza…, en sí mismas. De ellas deriva lo justo, lo bello, lo amable (en el sentido etimológico de ‘digno de ser amado’). De este modo, de la idea global y abstracta de hombre, derivarían los hombres en concreto. Así cada idea encontraría su derivado armónico y proporcionado en el mundo sensible (o físico). Para Platón el material a partir del cual están constituidas las cosas es la materia y lo que las cosas son verdaderamente es la esencia. Las ideas son entidades permanentes e inmutables, mientras que los seres del mundo físico se caracterizan por su mutabilidad. Las ideas son lo que tienen en común los seres de apariencia distinta, pero de misma esencia. Así, los hombres de razas o cultural diferentes tienen en común que participan de la misma esencia, es decir, participan de la idea de ‘hombre’. Las ideas fundamentan el conocimiento intelectual. La teoría de las ideas constituye, además, la clave de la antropología platónica puesto que la parte más noble del hombre, su alma[1] racional, pertenece al mundo de las ideas.
El mundo de las ideas alberga todo el conjunto de los ideales morales y políticos (bondad, justicia…), las ideas están ordenadas jerárquicamente y en la cúspide, estaría la idea del Bien, como principal idea de la expresión del orden, sentido, y racionalidad de lo real o sensible, es decir, de lo material. De este modo, es al filósofo a quien le pertenece ascender didácticamente en el conocimiento del mundo inteligible hasta alcanzar el saber, el conocimiento de la idea del Bien; todo este proceso de ascenso es tanto conocimiento teórico como práctico. Teórico, en tanto que capta el orden y la estructura abstracta de de la realidad y práctico, tanto que proporciona las normas de toda la ordenación moral y política en el mundo material.
El sabio es el que llega a contemplar el ideal de Bien y, por tanto, está llamado a gobernar[2] la concepción humana.
La concepción del universo según Platón
Platón admite la existencia real de dos mundos: el mundo sensible (o mundo material), que es el de las apariencias, imperfecto, el mundo de la opinión, en definitiva, el mundo elaborado por el demiurgo a imagen y semejanza del mundo de las ideas y el mundo inteligible (de las ideas), que es el mundo de la esencia de lo que las cosas son, es éste el mundo perfecto, el de la verdadera realidad.
El proceso de conocimiento según Platón
A raíz de la explicación del Mito de la caverna, Platón añade además que el alcance de conocimiento no es cuestión de aprendizaje, sino que se asciende a él por medio de la reminiscencia, así, conocer, sería ponerse en contacto con uno mismo, interiorizar y, de este modo, recordar lo que el alma racional (parte perfecta del hombre por ser inmortal y haber estado toda la eternidad en contacto con el mundo inteligible) ya vio antes de entrar en el cuerpo sensible, cuando estaba en el mundo de las ideas.
[Grados de conocimiento según Platón: Doxa, Opinión/ eikasia, sensación; pistis, creencia; dianoia, inteligencia o pensamiento racional discursivo y moesis, conocimiento. ]
El alma
La doctrina platónica del alma se comprende a través de las ideas. El alma racional se afinca en el conocimiento de las ideas y las ideas constituyen el reino de lo real al que el alma pertenece. El alma es inmaterial e inmortal para Platón; en cambio, el cuerpo es corruptible y perecedero . La unión de cuerpo y alma no es un estado esencial del ser humano, sino un estado transitorio y accidental que que puede ser calificado de antinatural, ya que el lugar natural del alma es el mundo inteligible y su actividad más propia la contemplación de éste.
Platón concibe el alma como principio de conocimiento racional rector del cuerpo, mientras permanece unida éste. La tarea principal del alma no es otra que la de purificarse, es decir, prepararse para la contemplación del mundo de las ideas.
Platón distingue tres partes constituyentes del alma humana (explicado en el mito del auriga, ver libro):
Racional: Situada en la cabeza y cuyas virtudes son la prudencia y la sabiduría.
Irascible: Situada en el pecho y cuya virtud es la fortaleza o valor.
Concupiscible: Situada en el vientre y cuya virtud es la templanza.
El orden político
La justicia será el ordenamiento adecuado de estas tres partes del alma; tal ordenamiento tendría lugar cuando cada parte del alma ejerza la función que le es propia.
Platón es, ante todo, un pensador político, su obra más importante es La República, que está dedicada a diseñar un sistema político ideal. Según Platón, el Estado posee la misma estructura tripartita que el alma [el mito del auriga es una parábola de la sociedad de la polis] Tres son las clases sociales que comportan un Estado:
Productores: Dedicados a la actividad económica, a la producción de bienes o al comercio.
Guardianes, auxiliares o soldados: Dedicados a la defensa y salvaguardia del orden a través de tareas militares.
Gobernadores: Dedicados al gobierno y gestión de la polis. (serían el equivalente ‘al auriga’).
Según esto, cada individuo y cada grupo social ha de dedicarse a la tarea que le es propia y, de este modo, el Estado cumplirá con el ideal de Justicio, será justo, sólo si cada uno desempeña el papel que le corresponde.
Las virtudes propias de los gobernantes de un estado son la prudencia y la sabiduría; las delas de los guardianes, la fortaleza y las de los productores la moderación o templanza. El cumplimiento de esto llevaría a un Estado utópico e ideal que denomina ‘el gobierno de los sabios’.
La utopía platónica comporta otras medidas; Platón proclama la absoluta igualdad entre hombres y mujeres, éstas serán educadas y entrenadas del mismo modo que los hombres (esto cambiará en época de Aristóteles, como ya veremos).
En su última obra, Las Leyes, Platón llega a la conclusión de que este sistema es verdaderamente utópico puesto que es difícil encontrar gobernantes que sean verdaderos sabios, de modo que este gobierno fue sustituido por otro en el que se da un sometimiento estricto de los gobernantes a las leyes: ordenamiento jurídico.
Marco histórico socio-cultural de Platón
Platón nació en Atenas en el año 427 a. C. Perteneció a una familia aristocrática, durante toda su vida pretenderá crear una ciudad rica moral espiritualmente hablando, verteb4rada por la idea de Justicia; lo cual se lograría mediante la educación, el esfuerzo y el trabajo de todos los ciudadanos.
Atenas vive tiempos de inseguridad e incertidumbre, pero deja patente una gran creatividad cultural -pues de ello nos ha quedado huella-, destacaba ya, en edad tan temprana, en artes como la arquitectura o la escultura y es la época también de los grandes autores de la tragedia griega: Esquilo, Sófocles, y Eurípides.
Esta época de esplendor empieza a mermar en el 430 a.C, justo antes de que naciera Platón, y va en declive hacia una época decadente.
En el 404 a.C, Atenas se rinde ante Esparta imponiéndose así el ‘Gobierno de los 30 tiranos’, tras éste, aparece un gobierno democrático y se da el juicio y condena de algunos de los anteriores miembros del anterior gobierno, como por ejemplo Sócrates.
Platón, como es lógico, lucha sin conseguir que no se mate a su maestro; tras la muerte de éste, Platón aspira a que se establezca un nuevo modelo de gobierno donde gobierne el mejor, el más dotado, el más sabio, que no será otro que el filósofo [OJO: Relacionar esto con El mito del auriga]. Pues el filósofo conoce bien el mundo de las ideas, es decir, la perfección..
El contexto filosófico está marcado por la presencia de los sofistas, que dominaban el arte de la palabra, la Retórica. Estos estaban más preocupados por vencer al adversario con el uso de la palabra que por la verdad de lo que comunicaban. Platón tratará de superar esta falta de amor por el saber, luchará contra el escepticismo y el relativismo de los sofistas considerando que es la verdad lo que mide la calidad de un argumento y afirmando no sólo la existencia de la verdad, sino también la posibilidad d su conocimiento.
Influencias y repercusión en Platón
Al igual que todos los filósofos milesios (Después de los milesios, el primer núcleo filosófico importante son los pitagóricos), Platón intenta explicar la naturaleza de forma radical.
Toma de Anaxágoras (filósofo presocrático) la idea de una ‘inteligencia ordenadora’; es decir, lo que Platón llama el Demiurgo. Al igual que los pitagóricos, valora y aprecia las matemáticas como camino para ascender por la abstracción al mundo inteligible. Recibe el problema de la naturaleza de Heráclito y Parménides, pero su mayor influente fue su maestro Sócrates, cuya injusta muerte impulsa a Platón a poner su filosofía en marcha.
Así mismo, Platón influye de manera directa en Aristóteles, quien aunque nunca abandonará el espíritu del platonismo, dejará de lado la teoría de el mundo de las ideas.
Otra influencia de Platón la encontramos en el cristianismo de San Agustín, con conceptos como el del demiurgo y elementos como: el dualismo cuerpo/alma o el desprecio por el mundo sensible.
Con el Renacimiento y su búsqueda por volver a la cultura clásica, Platón se convierte en una figura clave para la lírica mística de los Siglos de Oro y, posteriormente, del Romanticismo.