EL EMPIRISMO COMO CORRIENTE FILOSÓFICA.
El empirismo es una doctrina filosófica que, en tanto que sienta las bases del conocimiento moderno, concede una importancia fundamental a la experiencia sensible, tanto externa como interna. Esta metodología surge como una contraposición a la filosofía racionalista imperante en la Europa continental del siglo. XVII. El empirismo niega la existencia de ideas innatas y sostiene que todo conocimiento parte de la experiencia sensible, única fuente de nuestras ideas; de lo cual se deduce que no puede haber ningún conocimiento que tenga carácter universal o necesario ya que la experiencia de lo sensible es particular y contingente. El método empírico coincide con el racionalismo cartesiano en tratar los problemas de conocimiento desde el sujeto; pero difiere de él en el sentido de que para el racionalismo el sujeto -como agente en busca de conocimiento- es una realidad sustancial, mientras que para el empirismo es un conjunto de ideas simples.
A continuación, trataremos de explicar esto. Los pensadores más destacados de esta corriente son: Bacon, Hobbes, Locke, Berkeley, y Hume.
CONTEXTO HISTÓRICO:
El siglo XVIII o SIGLO DE LAS LUCES , contexto temporal en que se desarrolla el empirismo inglés, es una época marcada culturalmente por lo que se conoce como despotismo ilustrado cuya máxima, como es sabido, fue “todo para el pueblo, pero sin el pueblo”. Desde comienzos del siglo XVIII, se dieron importantes desarrollos teóricos con exponentes como MONTESQUIEU o ROUSSEAU. En este contexto, culturalmente hablando, el movimiento intelectual logra que se tenga en cuenta y se valore a la Razón por encima de la autoridad política. Este pensamiento se hace notable con hechos como la Independencia de los Estados Unidos (1776) o la Revolución Francesa (1789-1799).
Desde el punto de vista económico, comienza la industrialización en Inglaterra, lo que propicia la división del trabajo, el hacinamiento en los barrios obreros y origina el sistema económico capitalista.
Esta corriente se da predominantemente en las Islas Británicas entre los siglos XVII y XVIII, que se definen como un periodo de esplendor y poderío para Inglaterra, ya que se dan dos hechos de vital importancia: La Gloriosa Revolución de 1688 –en la que la forma de gobierno pasa de ser una monarquía absoluta a una monarquía constitucional parlamentaria-, y la instauración de la dinastía protestante de los Hannover en 1714. Ambos acontecimientos resultan para dotar a Inglaterra de un equilibrio de poderes y lograr la definitiva consolidación del sistema parlamentario.
En el plano internacional, se impone la supremacía de Prusia y Rusia en el continente y la de Inglaterra en los mares, frente al predominio anterior de Austria y Francia.
LOCKE (1632-1704)
“Cada uno es ortodoxo con respecto a sí mismo.” |
I. INTRODUCCIÓN:
John Locke es el pensador inglés considerado padre del empirismo y del liberalismo moderno. Nacido en Wrington, en el norte de Somerset, su padre era un abogado que había luchado a favor del Parlamento contra la Dinastía de los Estuardo. Recibió una formación orientada hacia la carrera eclesiástica con tintes aristotélicos en Westminster School y en la Christ Church de Oxford, que consideró insuficiente para sus inquietudes intelectuales. Durante un tiempo fue tutor de Griego y Retórica y, tras sufrir la muerte de su padre, recibió una pequeña herencia y regresó a Oxford para estudiar Medicina, renunciado así a la carrera eclesiástica. Aunque no terminó los estudios de Medicina, alcanzó reconocida fama en su praxis. Fue en esta época cuando Locke entabló amistad con el químico Robert Boyle y fue nombrado miembro de la Royal Society. Esta etapa de su vida es fundamental para el desarrollo de su empirismo filosófico.
En sus viajes a Francia contactó con los seguidores de Gassendi (pensador, científico y sacerdote escéptico [1] ) y frecuentar la famosa facultad de medicina de Montpellier. Pasado un año de La Gloriosa Revolución del 1688 y la expulsión del rey Estuardo Jacobo II –el último monarca católico inglés-, Locke vuelve a Inglaterra, con el séquito de la futura reina María Estuardo.
II. EPISTEMOLOGÍA:
Como Descartes, Locke sostiene que conocemos ideas, no objetos; pero a diferencia del primero afirma que aquellas proceden sólo de la experiencia. No hay ideas ni principios innatos, el entendimiento no es más que una tabula rasa. Nada hay en el entendimiento que antes no haya estado en la sensación, que consiste en la transmisión, a través de los sentidos, de las cualidades sensibles de los objetos a la mente; por ejemplo, las ideas de color, dureza, sabor, etcétera, (ésta es la primera fuente del conocimiento). De acuerdo con Descartes, Locke afirma que nuestra mente es, además, capaz de percibir su propia actividad mental reflexionando sobre sus ideas, como percepción, pensamiento, duda… (segunda fuente del conocimiento).
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[1] Ateísmo y Escepticismo están pues muy presentes en John Locke, como en la mayor parte de los empiristas ingleses
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Respecto a las cualidades sensibles, Locke asumió la distinción que ya había elaborado Galileo entre CUALIDADES PRIMARIAS y CUALIDADES SECUNDARIAS: las primarias están realmente en las cosas y son por ejemplo: solidez, extensión, forma, movimiento, etc. Las secundarias no están en las cosas y no son más que el modo en que nos afectan las cualidades primarias. Por lo tanto las primarias son objetivas y reales y las secundarias son subjetivas.
Para Locke, las IDEAS pueden ser SIMPLES o COMPLEJAS, en las primeras la mente actúa de una manera pasiva ante la sensación (toda idea que llega a la mente es de por sí simple). Pero la mente puede combinar ideas, relacionarlas, abstraerlas, y así surgen las ideas complejas. Una de las ideas complejas más importantes es la sustancia.
La idea de sustancia la obtenemos por inferencia, al tener que imaginarla o suponerla como soporte de las cualidades accidentales. No tenemos de sustancia ninguna idea “clara y distinta” por lo que no se trata de un verdadero conocimiento.
LOS TRES TIPOS DE CONOCIMIENTO Y EL YO:
Locke considera que hay TRES TIPOS DE CONOCIMIENTO uno intuitivo, otro demostrativo y uno sensible. Así, una cosa puede existir de alguna de las tres maneras: POR INTUICIÓN, Locke entiende que la confrontación práctica permite despejar la duda. No se trata de conexiones entre las ideas nacidas de cualidades sensibles. Como ejemplo más claro de conocimiento intuitivo nos propone Locke el conocimiento de nuestra propia existencia, que no necesita de prueba alguna ni puede ser objeto de demostración, siguiendo claramente la posición cartesiana sobre el carácter intuitivo del conocimiento del "yo":
"Por lo que toca a nuestra propia existencia, la percibimos tan llanamente y con tanta certidumbre, que ni requiere, ni es capaz de prueba alguna, porque nada puede ser para nosotros más evidente que nuestra propia existencia." Ensayo, IV, C.9.
Es cierto que Locke no explica con demasiada amplitud las características de ese "yo", pero en todo caso no se está refiriendo al conocimiento de un alma inmortal, sino sólo a una existencia pensante.
POR DEMOSTRACIÓN [2], como las Matemáticas o la existencia de Dios. Locke partirá del conocimiento intuitivo de nuestra propia existencia, recurriendo a otras ideas intermedias que proceden también de la intuición y que nos permiten demostrar la necesidad de tal existencia. El ejemplo más claro de conocimiento demostrativo es, sin lugar a dudas, el conocimiento matemático, en el que podemos observar el progreso deductivo a partir de un pequeño número de principios que se consideraban, por aquel entonces, evidentes e indemostrables: los postulados o axiomas.
Y POR SENSACIÓN, Locke identifica toda percepción que tiene la mente de que existen cosas particulares finitas. Esto es, sólo el conocimiento proporcionado por los sentidos puede indicar lo que de realidad hay en los objetos del mundo. La verdad es cuestión sólo de palabras, mientras que la realidad interesa a los sentidos. A falta de algo mejor, para paliar la limitación de las posibilidades cognoscitivas de la realidad, se puede intentar utilizar la noción de cosas «probables».
III. MORAL Y SOCIEDAD:
Consecuente con su filosofía empirista, Locke critica la presunta validez universal de los principios morales, con la invocación al testimonio de la experiencia: ‘con la justicia y el cumplimiento de los contratos parece haber acuerdo incluso entre bandidos’. Es cierto que hay algo innato o puesto en el hombre por la naturaleza y que en consecuencia opera en todas las personas, pero no es más que el deseo de felicidad y la aversión a la desgracia. No son, por tanto, verdades innatas, sino meras inclinaciones del apetito. Las reglas morales son adquiridas, ya que siempre nos parece legítimo pedir la razón de ellas, se cumplen por la utilidad que nos proporcionan y no porque la virtud sea innata. Llamamos bueno a lo que aumenta placer o disminuye el dolor. Locke toma la teoría hedonista para justificar la ética, aunque especifica que se refiere tanto al placer del cuerpo como al mental.
El derecho implica el deber, el estado de la naturaleza tiene su ley a que todos obliga: nadie ha de atentar contra la vida, la salud, la libertad, ni las posesiones de otro. La guerra no es una necesidad, sino una posibilidad; por lo que hay que apelar y establecer un poder que garantice la convivencia en paz. En el estado de naturaleza, unos hombres pueden adquirir poder sobre otros, pero no un poder arbitrario; sino en la medida necesaria para la reparación y la represión hasta donde dicte la razón. No obstante, no puede suceder que el afectado haga justicia, pues se verá llevado por la pasión y no por la razón. De ahí la necesidad de instaurar un poder parcial y crear un gobierno civil que no quite los derechos de los ciudadanos, pero sea capaz de hacer justicia. La libertad del hombre en el estado de sociedad consiste en no estar sometido a más poder legislativo que el establecido de común acuerdo.
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2. Para Locke, Dios es el resultado de una inferencia y las enseñanzas resultantes de la fe deben estar de acuerdo con la razón.
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Para Locke, la propiedad privada es anterior a la sociedad civil y beneficia no sólo al interés privado del propietario; también a todos los hombres ya que aumenta los recursos del género humano. Pero la apropiación no puede ser ilimitada, y sólo debería restringirse en la medida en que se pueda hacer uso de los bienes apropiados.
De este modo, la finalidad principal de la comunidad política es la autoconservación y la conservación de la libertad y propiedad de sus bienes.
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