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domingo, 20 de febrero de 2011

"En primer lugar acabemos con Sócrates, porque ya estoy harto de este invento de que no saber nada es un signo de sabiduría."Isaac Asimov

EL RENACIMIENTO

El Renacimiento europeo se sitúa entre los siglos xv y xvi. En cuanto al concepto que define el pensamiento renacentista, hay diversas interpretaciones. En un nivel básico, diremos que se trata de un modo de hacer que busca la ruptura con el mundo medieval y una restauración de la época clásica; sin embargo, si reflexionamos un poco, nos damos cuenta de que la consideración anterior, sin llegar a ser falsa, responde a una lectura bastante simplista, pues no se trató tanto de una ruptura sistemática con la etapa medieval; sino que se produjo una evolución en el pensamiento que incidió en la voluntad de profundizar artística y culturalmente. No hubo tanto un abandono pensamiento cristiano, el Renacimiento no es tanto la antípoda de la etapa medieval, como, simplemente, un progreso en relación a esa etapa anterior que adoptó posturas de la cultura clásica grecolatina trenzándolas con la idiosincrasia del momento. A rasgos generales, esta época se define notoriamente por un fuerte sentimiento humanista provocado por, entre otros factores, la implantación de una mentalidad socio-cultural adscrita a una concepción individualista del mundo, basada en el individuo como ser creador, en detrimento de la antigua mentalidad teología-cristiana. De este modo, el ser humanista centraba su interés en una acérrima observación de la naturaleza, concediendo a ésta mayor importancia.

El pensamiento humanista reivindicaba unos valores muy presentes en la modernidad, como son: la autonomía del ser humano -antes supeditado a lo divino-, o la prevalencia de la Ética sobre el poder. Destacan diversos factores que influyen en la política del momento renacentista: el Humanismo, el desarrollo de la Ciencia moderna, el desarrollo de la arquitectura cívica y capitalismo moderno. La matematización del universo ayudó a que el hombre moderno tomase conciencia de la autonomía del mundo físico. La Ciencia fue un factor fundamental para la autonomía de la razón y el poder humano. La modernidad se identifica con un incipiente proceso de racionalización. El capitalismo supuso una organización racional y burocrática, la separación entre economía doméstica y economía industrial, racionalismo jurídico, etc, factores que favorecieron a su vez el capitalismo. Lo que llevará a la revolución burguesa, que manda al traste a una sociedad cerrada y estamental.   
 
Política
Destacan como pensadores políticos, Nicolás Maquiavelo y Tomás Moro.


Maquiavelo (1429-1527)

La política de la Edad Media debía fundamentarse en la moral y ésta, a su vez, tomaba su orden de la Metafísica de lo que se entendía por naturaleza humana y por supuesto de lo que se entendía por Dios.

En general, los hombres juzgan más por los ojos que por la inteligencia, pues todos pueden ver, pero pocos comprenden lo que ven. Nicolás Maquiavelo
La principal contribución de Maquiavelo marcó un hito en la doctrina política europea. En primer lugar, estableció un punto de inflexión en la separación entre Política y Ética, ambos campos quedaron desligados. Maquiavelo, defendió la Política como ciencia autónoma que se mueve en el plano de la experiencia, sin hacer referencia a ninguna norma universalizable. En la actividad política, lo importante es alcanzar los fines que se proponen sin importar los medios para conseguirlos. De este modo, Maquiavelo, como buen representante de la escuela analítica –por contraposición a lo que se denominó escuela normativa con representantes como Sócrates, Platón o Aristóteles entre otros- pone de manifiesto cómo es la política y no cómo debiera ser en función de consideraciones morales.

El que es elegido príncipe con el favor popular debe conservar al pueblo como amigo. Todos los Estados bien gobernados y todos los príncipes inteligentes han tenido cuidado de no reducir a la nobleza a la desesperación, ni al pueblo al descontento. Nicolás Maquiavelo
La filosofía de Maquiavelo florece en la época en que está desapareciendo gradualmente el feudalismo y comienzan a formarse los Estados. Su entramado teórico filosófico no es un conjunto de consideraciones teóricas alejadas de la realidad; sino todo contrario, se apoya en la práctica usual de la política que se había seguido en la historia de Europa; lograr el poder y el prestigio a toda costa, sin tomar en consideración moral alguna, sin atender a ningún principio o religión, todo debe subordinarse al Estado y en última instancia al Príncipe (el gobernante). El príncipe ha de saber guiar al pueblo por medio de su habilidad para engañar, pero cuando el engaño no sea suficiente, estará justificado utilizar la coerción y con ella la fuerza y la violencia, esta visión queda así explicitada en su obra más importante El Príncipe, 1513; en la cual, advierte el autor que el hombre es malo por naturaleza, ya que es un ser egoísta que se deja gobernar por sus por sus pasiones; por lo tanto, se hace necesario que haya un príncipe que domine e imponga orden sin importar los medios, pues la moral es para el hombre en privado y el poder ha de estar por encima de consideraciones morales. De este modo, la “razón de Estado” es aquello que no debe subordinarse, bajo ningún precepto, a ninguna otra cosa. La razón de Estado se legitima al poder político  quedando liberada para ejercer cualquier acción con carta blanca. La razón de Estado se basará fundamentalmente en crear un gran Estado, fuerte, capaz de repeler los ataques e intrusiones extranjeras y, por supuesto, para afianzar su soberanía, garantizando la seguridad de los ciudadanos (que no su felicidad). La razón de Estado se justifica a sí misma, pues con ella se pretende el bien de la nación. Para Maquiavelo, sólo en caso de que no sea posible lograr este fin último -es decir, en caso de que los fines no confluyan en este Bien- a causa de que se corrompa el poder político o el príncipe se convierta en tirano, estará justificada la rebelión.
Tomás Moro (1478-1535)

Thomas More, conocido por la castellanización de su nombre como Tomás Moro, en su libro Utopía, hace una crítica severa de la sociedad de su tiempo. Esta crítica está centrada en diversos factores sociales, políticos y económicos, algunos de ellos son: la injusta distribución de la riqueza; la emigración de las zonas rurales, que dejaba desabastecido el mercado agrario interior; el sistema penal frente al robo; el mantenimiento de ejércitos inútiles por parte de los países; el afán de conquista de los príncipes; el abuso de las clases privilegiadas a las que denominaba “zánganos ociosos que se alimentan del sudor y trabajo de los demás”. Incluso consideró al Estado como una conspiración de ricos que persiguen sus propios intereses con el nombre y título de República. Fue un defensor de la dignidad, en el sentido de la moral del individuo y, por tanto, del gobernante, en contraposición al entramado de su coetáneo Maquiavelo y retomando cierta consonancia con los ideales de Platón expresados en La República. Abogó por la abolición de la propiedad privada y la obligatoriedad del trabajo manual. Solicitaba la reducción de la jornada diaria laboral a seis horas. Rechazó siempre la guerra, salvo en defensa propia o cuando una ciudad fuera subyugada por otra; es decir, para Tomás Moro, la violencia sólo estaría justificada como última vía de liberación, ya sea a pequeña escala o para proteger las fronteras.  

Ciencia
Hasta comienzos del siglo xvi, sigue vigente el modelo geométrico heredado de los griegos, según esta tradición la Tierra estaba inmóvil, en el centro del Universo (concepción geocéntrica de la Tierra), o casi, puesto que el centro estaba ocupado por un punto imaginario llamado Ecuante. En torno a la Tierra, giraban el Sol, la Luna y los planetas. El Universo alcanzaba su fin tras una esfera de las estrellas fijas. Los cuerpos celestes eran perfectamente esféricos y sólo tenían movimiento local, circular y uniforme, no estaban sujetos a la generación como la Tierra.
Los problemas empezaban al contrastar los modelos teóricos (el movimiento circular y uniforme) con las observaciones empíricas; ya que algunos cuerpos celestes mostraban unas órbitas diferentes de las esperables; tanto, que esos cuerpos fueron denominados con el adjetivo griego planeta (que, etimológicamente, significa ‘vagabundos’, ‘errantes’). Para justificar estos resultados ‘no esperados’,  se tomó como punto de partida el modelo aristotélico, eso sí, completando los vacíos del original mediante la observación directa, empírica de los fenómenos. A pesar de la artificiosidad teórica, el método resultaba efectivo para predecir la mayoría de los fenómenos astronómicos.    

 Modelo Ptolemaico.
                                                              
Ptolomeo (85-165)

A partir de la aportación de Guillermo de Ockham -en concreto lo referente a la máxima conocida como ‘la navaja de Ockham[1]-, se abandonó la consideración del conocimiento intuitivo universal en favor de lo racional y empírico del hecho particular. Esta posición favorecerá el desarrollo de una ciencia experimental, más que una ciencia basada en el razonamiento teórico de corte abstracto.

La ciencia antigua estaba basada en que nuestro potencial racionalizador-argumentativo era capaz de descubrir por sí mismo la composición del mundo desgranando intelectualmente sus esencias y su carácter inmutable. Esto es, la forma y contenido del cosmos, para los antiguos, era aprehensible por el sujeto racional gracias a su conocimiento y desarrollo intelectual (su capacidad de abstracción). La ciencia moderna se inicia con Francis Bacon (1561-1626) que hará una dura crítica a la metodología de la ciencia antigua. La lógica aristotélica, había constituido una base fundamental para desarrollar el conocimiento científico; sin embargo, era preciso abandonar el método de conocimiento a priori en favor del método empírico, pues los resultados no calzaban en abstracto, de modo que lo anterior constituía un marco ornamental vacío. El método científico, que en los pensadores antiguos era deductivo (explicaban lo particular desde un constructo abstracto que fabricaban ad hoc), ahora sólo podía ser inductiva (de la observación de los hechos concretos, se extraían leyes generales que automatizaran un comportamiento general del hecho concreto). Uno de los preceptos de la ciencia moderna empezaba por afirmar que era preciso desechar las causas finales y poner toda atención únicamente en las causas eficientes. De modo que, superando el método aristotélico, se trataba de establecer un método científico operativo que activara todo comienzo de investigación en la observación directa de la Naturaleza. Esta visión de la Ciencia está totalmente vigente en la actualidad -con el posterior añadido del elemento matematizador- y es el modus operandi actual para llegar a cualquier ley científica; dicho modo de hacer comienza a esbozarse con Galileo, prosigue con Descartes y se actualiza con y a partir de Newton. 

Copérnico (1473-1543)

Su obra más importante es Sobre la revolución de las órbitas celestes, obra cuyo contenido choca con lo que decían las Sagradas Escrituras, lo cual resultaba problemático para esa época. Para salvar esa dificultad, el teólogo Ossiander le propuso a Copérnico presentar su teoría como hipótesis para explicar, predecir y ordenar, sin la pretensión de establecer conclusiones generales, sobre las observaciones extraídas a partir de los distintos fenómenos ocurridos en el cielo.

Para Copérnico, el Sol estaba situado en el centro del cosmos, y la Tierra, al igual que los demás planetas, giraba en círculos concéntricos en torno al Sol, que permanecía inmóvil. La Luna, de este modo, giraría también en torno a la Tierra. Copérnico ya valoraba el movimiento diario de rotación de la Tierra sobre su propio eje, dato que le permitía dar cuenta de la causa de la sucesión día-noche. Esta postura era bastante económica puesto que, además, este movimiento permitía explicar la aparente rotación diaria de los cielos; por ello, Copérnico mantiene la consideración ptolemaica de la esfera de las estrellas fijas.

La hipótesis copernicana supuso un giro de 180º, se erigió como una verdadera revolución. No obstante, aún dejaba muchas preguntas por resolver, tantas como los lastres de los que no podía librarse por falta de medios para investigar, pues seguía admitiendo el presupuesto griego del movimiento circular y uniforme de los astros.

Tycho Brahe (1546-1601)

Tycho Brahe, astrónomo danés, ha pasado a la posteridad por ser considerado el más grande observador del cielo en el período anterior a la invención del telescopio.  En 1576, el rey de Dinamarca, le cedió la pequeña isla de Hven, en el estrecho de Sund, hoy territorio sueco. Tycho hizo construir el observatorio más grande de su época, al que llamó Uraniborg, es decir, Ciudad del cielo, al que dotó de los instrumentos más avanzados de su época, algunos de ellos, diseñados por él  mismo. En
1572, la observación de una estrella de gran luminosidad en la constelación de Casiopea, que llegó a brillar tanto como Júpiter y paulatinamente fue apagándose después, le llevó a concluir que pertenecía al grupo de las estrellas fijas. El hombre había detectado por primera vez el nacimiento de una supernova (una explosión estelar que desprende una notable cantidad de energía). La publicación de los trabajos de Tycho cuestionaba las creencias en boga, pues demostraba que las esferas supralunares no eran inmutables, teoría aristotélica que aún se mantenía por falta de argumentos empíricos en contra. En su madurez, Brahe, trabajó estrechamente con el joven Kepler, al que cedió toda su documentación, que éste utilizó en buena medida para elaborar su célebres teoría sobre el movimiento de los planetas.

Johanes Kepler (1571-1630)

A diferencia de Tycho, que era un intuitivo observador, Kepler era un teórico muy influenciado por la Metafísica pitagórica. En contra de la intención de su maestro, que, en parte pretendía refutar la teoría copernicana, Kepler la perfeccionó para hacerla aplicable a las nuevas observaciones:
·         Estudiando las trayectorias de los planetas determinó que, en lugar de responder a una órbita circular, los planetas ejecutan un recorrido elíptico, teniendo al Sol como uno de sus focos. [1ª ley de Kepler].
·         Las áreas barridas por los radios de los planetas, son directamente proporcionales al tiempo empleado por estos en recorrer el perímetro de dichas áreas. [2ª ley de Kepler].

·         Ahora bien, faltaba aún relacionar las trayectorias de los planetas entre sí. Tras varios años de observación, descubrió la tercera e importantísima ley del movimiento planetario: El cuadrado de los períodos de la orbita de los planetas es proporcional al cubo de la distancia promedio al Sol. [3ª ley de Kepler]. Esta ley, llamada también ley armónica, junto con las otras leyes anteriores, permitía ya unificar, predecir y comprender todos los movimientos de los astros. Para muchos, Kepler –al desechar la fe y las creencias y explicar los fenómenos por la observación-, fue el último astrólogo y convirtiéndose en el primer astrónomo.


La filosofía moderna:
La ciencia moderna.
Introducción
La ciencia moderna viene apadrinada por los trabajos de Kepler, Galileo, Descartes y Newton,  y se caracteriza fundamentalmente por el interés centrado en el conocimiento de la Naturaleza, así como la especial atención al elemento matemático para dar cuenta de todo descubrimiento empírico, desembocando estos dos factores en el método científico actual.

Galileo (1564- 1642)
E pur si muove  (“y sin embargo se mueve”) es la polémica frase que según la tradición Galileo Galilei pronunció después de abjurar de la visión heliocéntrica del mundo ante el tribunal de la Santa Inquisición

El científico y pensador italiano intentó construir una ciencia en contacto directo con la Naturaleza, aunque no como el resultado de la mera observación, sino como del continúo relacionar operaciones experimentales con consideraciones teóricas, en la que la teoría, a veces, precede a la experiencia.
El modus operandi de Galileo se resume del siguiente modo: se parte de una situación ideal en la que se establecen teóricamente unas pautas que se expresan de un modo matemático,  enfocadas a dar con una determinada solución (Método resolutivo). A continuación, con esa hipótesis teórica se deducen una serie de consecuencias o se hacen predicciones (Método compositivo).
Galileo renuncia a conocer la naturaleza de las cosas para comprender los aspectos métricos de la Naturaleza. Trata de matematizar la realidad y sostuvo que nos podemos referir a la realidad natural mediante el lenguaje matemático. Por ello Galileo distingue un doble tipo de cualidades: las primarias y las secundarias. Las primarias son objetivas y expresables cuantitativamente (figura, dimensión, posición, peso...), las secundarias son subjetivas, residen en los órganos de los sentidos y no se pueden expresar matemáticamente ( color, olor, sonido ...)
Gracias a las observaciones que realizó Galileo con el telescopio, pudo refutar a los anticopernicanos, según los cuales, si los astros giran alrededor del Sol, no se comprende qué hace la Luna girando alrededor de la Tierra. Sin embargo, Galileo demostró que no todos los astros giran alrededor del sol, ni siquiera de la Tierra. Por ejemplo, descubrió la lunas de Júpiter, y lo importante de este descubrimiento, más que la crítica a los anticopernicanos, fue que la ciencia dejó de ser teórica y se comenzaron a utilizar instrumentos de observación, lo que más adelante impulsó el desarrollo de la astronomía.
Al sabio de Pisa, le interesaba el cómo más que el porqué).
Galileo, estudiando la Caída de los Graves y el movimiento ascendente de los proyectiles, llegó a la conclusión de que los dos movimientos han de explicarse por la misma ley. En ese sentido, llegó a elaborar una ley que conseguía definir los espacios en función del tiempo transcurrido: la velocidad crece con el tiempo, lo que se conoce como Ley Cuantitativa.
Afirmó que un objeto lanzado por un plano horizontal, a falta de obstáculos, proseguiría indefinidamente su movimiento uniforme si el plano se extendiese hacia el infinito. Pero si el plano fuera limitado, el objeto se vería sometido a la gravedad. Así, demostró que la trayectoria de un proyectil es una parábola, un movimiento compuesto por la suma de un primer movimiento uniforme y otro movimiento acelerado en descenso. Habló también del principio de independencia mutua de los movimientos, aseverando que los cuerpos que se trasladan por la atmósfera terrestre participan del movimiento de la Tierra. No obstante, la mayor aportación de Galileo fue el principio de la inercia, experimentado con cuerpos móviles en distintas inclinaciones de plano. Si situamos un cuerpo en un plano horizontal, no hay razón alguna por la que el cuerpo se detenga ni para que varíe su movimiento. Esta idea le llevó a pensar que una fuerza que actúa sobre un cuerpo determina su aceleración y no la velocidad (que mide el ritmo de cambio con respecto al tiempo). Así, la fuerza que actúa sobre el cuerpo controla la aceleración de dicho cuerpo, pero no controla directamente su velocidad (no hay fuerza cuando la velocidad es constante). Si esto es así, hemos de concluir que el movimiento rectilíneo uniforme es físicamente indistinguible del reposo, l que llegará a concretarse en el principio de relatividad. Por último, estudiando la gravedad, supuso que en el vacío todos los cuerpos caen con la misma aceleración constante; es decir, el efecto de la gravedad en todos los cuerpos es el mismo con independencia de su masa.

Descartes (1596-1659)  
Para Descartes el mundo de la materia es el mundo de la matemática y la proyección geométrica. Todo lo material tiene propiedades geométricas (la extensión), no es atomista, pero el filósofo francés sostenía que no hay vacío en el Universo. Su gran aportación a la física fue el perfeccionamiento de la teoría de la inercia, que no la reduce al movimiento rectilíneo. El principio de conservación de la cantidad de movimiento, determina que cuando los cuerpos interactúan, la cantidad de movimiento que se pierde en uno es igual a la cantidad que gana otro (Dios creó la materia con una cantidad de movimiento que hay que conservar). Por último, piensa que los cuerpos tienen una tendencia natural a moverse en línea recta, y aunque empíricamente observemos lo contrario, esto se debe a que el resto de los cuerpos le afectan en la trayectoria.

Isaac Newton (1642-1727)    
Matemático y físico británico, considerado uno de los más grandes científicos de la historia, que hizo importantes descubrimientos como la ley de la gravedad.
"Lo que sabemos es una gota de agua; lo que ignoramos es el océano" Isaac Newton

Llegó a idear un sistema completo del mundo. Logró explicar el movimiento de los cuerpos celestes con los mismos principios del movimiento con que caen los cuerpos. Para el sabio inglés la órbita elíptica de los cuerpos celestes (según la primera ley de Kepler) es la resultante de un movimiento de inercia (principio formulado por Galileo) y la fuerza de atracción del Sol, cuyo valor establece basándose en la tercera ley de Kepler que relaciona periodos con distancias. Aunque Newton la perfeccionará  diciendo que esa fuerza es directamente proporcional al producto de las masas e inversamente proporcional al cuadrado de la distancia. Los planetas caen hacia el Sol o la Luna hacia la Tierra, igual que la manzana sobre la superficie terrestre: «todo cae». Este «sistema del mundo», que unifica bajo las mismas leyes todo el Universo, resulta posible gracias a la descripción ideal matemática que de él ha hecho Newton, juzgada como la más cercana a la realidad hasta el momento.
Newton sigue el método galileano de análisis y síntesis (resolución y composición), en el que hay que distinguir el momento de la observación, el experimento y la inducción o generalización de lo observado (análisis). Mediante este orden, se llega a los principios, esto es, a las causas y a las fuerzas a que se atribuyen los fenómenos, y el momento en que se explican desde los principios y causas los fenómenos establecidas en la síntesis. En la actualidad  se discute si verdaderamente Newton pudo basar en la inducción las leyes del movimiento, o si, por ejemplo, derivó de manera deductiva la ley de la gravitación universal a partir de las leyes de Kepler.
Podríamos resumir la teoría de Newton manifestando que toda partícula de materia del Universo atrae a toda otra, con una fuerza directamente proporcional al producto de sus masas e inversamente proporcional al cuadrado de las distancias de sus centros. Newton, tras estudiar el movimiento, lo define como la traslación de un cuerpo de un lugar a otro, y nos habla del espacio y del tiempo, en términos tanto absolutos como relativos. El Tiempo que percibimos en la Tierra es el aparente, el relativo; en tanto que el que no podemos percibir es el absoluto. No obstante, Newton  percibe que nos podemos referir al movimiento tanto en términos relativo como en términos absoluto. Consideró que tiene que haber un sistema de referencias que sea absoluto. Así los movimientos aparentes provienen de los verdaderos movimientos absolutos; de este modo las fuerzas que han causado estos movimientos se recubren de un carácter absoluto. Por otro lado, Newton, además elimina la indiferencia entre el movimiento y reposo considerando que la única manera de discernir entre ellos sería medir las fuerzas centrífugas a las que los cuerpos se ven sometidas (pone el ejemplo de un cubo de agua girando, en el agua no se mueve). La primera ley de Newton versa sobre el principio de la inercia galileano, es una reafirmación de que todo cuerpo persevera en su estado de reposo o movimiento uniforme en el que se encuentra, a menos que una fuerza lo obligue a cambiar de estado. La segunda ley dice que los cambios que ocurren en la cantidad de movimientos son proporcionales a la fuerza motriz y se desarrollan en la misma dirección de esta fuerza. Esta ley relaciona tres conceptos fundamentales: la aceleración, la masa y la fuerza. Lo que dice es que para conseguir una aceleración (un cambio de estado) es necesario aplicar una fuerza equivalente a la aceleración que se vaya a producir y a la masa del cuerpo al que se aplica. La aceleración ya fue tratada por Galileo, de modo que en esta ocasión, trataremos de dilucidar qué entendemos por masa, así como por fuerza. En el caso de la fuerza, no es más que la causa del movimiento no uniforme (por esta definición fue criticado en su época, esta causa oscura parece que se acerca a la causa final aristotélica). La masa, por otro lado, se presenta como la contrapartida de la fuerza, la define como la cantidad de materia de un cuerpo con relación a su movimiento, (la materia se hace masa cuando hay movimiento) ganando densidad al incrementar en volumen. La masa y la fuerza son presentadas como dos caras de la misma moneda. La tercera ley consiste en el principio de igualdad de acción y reacción en las acciones mutuas de los cuerpos (aparentemente esta ley es trivial, pero Newton la aplica a la gravedad entre planetas).
Para explicar la gravedad Newton se apropia del ya famoso quinto elemento aristotélico el éter, pero para Newton el éter es el trasmisor de los movimientos e impulsos en la distancia; aunque parece que choca con su visión de espacio vacío (ideal para la ley de la inercia), luego llamará vacío al éter. Existe cierta ambigüedad en esta teoría. Los movimientos de los planetas no sólo provienen de una causa natural, sino que requieren ser impresos por un agente inteligente (Dios).



[1] La navaja de Ockham es un entramado filosófico atribuido a Guillermo de Ockham (1280-1349), en el cual se recogía el Principio de Economía Científico o Principio de Parsimonia, mediante este entramado, se explica que cuando dos teorías en igualdad de condiciones tienen las mismas consecuencias, la teoría más simple tiene más probabilidades de ser correcta que la compleja.

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